#1. Alcorcón en el Siglo de Oro

Tirso de Molina, Lope de Vega, Quevedo, Calderón de Barca… todos tuvieron presente #Alcorcón en su obra. ¿Qué tenía este pequeño pueblo durante el Siglo de Oro para estar tan presente en la mejor literatura de la época? Aquí comienza #AlcorcónEnLaMemoria.

 


#Alcorcón en el siglo XVI era una aldea de realengo, de la jurisdicción de Madrid, con 140 casas y 170 vecinos, los cuales, según las Relaciones Topográficas de Felipe II “de tres partes las dos son hombres pobres, y la otra tercia parte tiene medianas haciendas”.

Tesoro de la lengua castellana, o española. 1611. Sebastián Covarrubias Orozco. Fuente: BNE.


¿Cómo es posible que un pueblo tan pequeño tuviera la repercusión y presencia entre los autores más importantes de la literatura durante el llamado Siglo de oro? La respuesta está en la tecnología, la especialización, la oportunidad y la innovación.
 


En 1561 Felipe II trasladó la corte, hasta ese momento itinerante, a la noble villa de Madrid. En Alcorcón ya se fabricaban “cántaros, ollas, jarros y puchericos”, aprovechando la calidad de su barro, pero fue con este traslado que la demanda y fama de su producto estrella creció hasta convertir a Alcorcón en quizás el mayor centro tecnológico de la cerámica en el centro de la península.
 


¿Tecnología del barro? Suena raro pero hay que decir que, antes de las neveras y cámaras frigoríficas, los cántaros y tinajas permitían el transporte y la conservación de todo tipo de bebidas y alimentos. Su fabricación requería un conocimiento tecnológico muy alto y una gran especialización.

 


Así Alcorcón se especializó en la alfarería, pues allí se fabricaba “mejor que en otra parte”. Fue tal el número de alfares, talleres y hornos de producción que cuando alguien se enfadaba se le decía que “tienes más humos que Alcorcón”. Esta fama caló en el imaginario colectivo popular, convirtiendo a Alcorcón en metonimia (figura retórica que consiste en designar una cosa con el nombre de otra): decir “el de Alcorcón” era decir puchero o cántaro.

Landscape with Industrial Plants. 1909. Umberto Boccioni. Fuente: MET Museum.


Esta fama caló en el imaginario colectivo popular, convirtiendo a Alcorcón en metonimia (figura retórica que consiste en designar una cosa con el nombre de otra): decir “el de Alcorcón” era decir puchero o cántaro. De manera paralela los grandes autores del Siglo de Oro empezaron a sustituir en sus obras el antiguo estilo caballeresco y nobiliario por otro más realista y popular, donde eran los pueblos el reducto de la verdad y honestidad frente a los excesos cortesanos de las ciudades.

Peasant With His Hand In His Cloak. S. XVII. Adriaen van Ostade. Fuente: MET Museum.


Y por todo ello Alcorcón, un minúsculo pueblo en los alrededores de la villa madrileña, se hizo presente, y en algunos casos protagonista, de múltiples entremeses, comedias, bailes y villancicos de los más afamados autores de la época. ¡Vamos a ver ejemplos! Lope de Vega escribió la comedia “La niña de Alcorcón”, obra perdida, de la que solo tenemos referencia por el catalogo que escribió el propio autor.

Felix Lope de Vega y Carpio. 1650-60 aprox. Anónimo (escuela madrileña). Fuente: Museo Lázaro Galdeano. Montaje propio.


Este es el catálogo y el extracto con el título de la obra.
 
El peregrino en su patria. 1605. Lope de Vega Carpio. Fuente: Books Google.


Pero #Alcorcón también aparece en otra de sus comedias (De cosario a cosario, publicado tras su muerte en 1649) aunque no deja muy bien parada su técnica alfarera. Veremos la competencia con Estremoz, ciudad portuguesa famosa por sus pucheros o púcaros:

Comedia De cosario a cosario. 1649. Lope de Vega Carpio. Fuente: BNE.


Por cierto, un “cosario” es un recadero o mensajero que conducía personas o mercancías de un lugar a otro, y el título proviene del dicho popular: “De cosario a cosario, no se pierde sino los barriles".

Plate 1: A horse drawn cart carrying people and goods, dead horse in the foreground, from 'Various Military Caprices' (Varii capricci militari). 1641 aprox. Stefano della Bella. Fuente: MET Museum


Francisco de Quevedo tampoco se quedo corto. Es famosa una de sus poesías (Visita de Alejandro a Diógenes Cínico) donde ya desde su comienzo brinda lindezas al filósofo griego, llamándole vago y borracho:

Retrato de Francisco de Queveda y Villegas. S. XVII. Atribuido a Diego Velázquez. Fuente: Wikipedia. Montaje propio.

“En el retrete del mosto,
Vecino de una tinaja,
Filósofo vendimiado,
que para vivir te envasas.
Galápago de Alcorcón
Porque el sol te dé en la cara
Campando de caracol
Traes a cuestas tu posada”.

El Parnaso español, monte en dos combres dividido, con las nueves musas castellanas: donde se contienen poesias de Don Francisco de Quevedo... 1649. Francisco de Quevedo. Fuente: BNE.


Tirso de Molina escribió la comedia “Don Gil de las calzas verdes”, estrenada en 1615, donde emplea el recurso humorístico de la doncella disfrazada de varón, y en la que se produce un sangriento crimen, como no, en nuestro pueblo:

Retrato de Tirso de Molina. Antonio de Solis. Fuente: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Montaje propio.


“Ay de mi,
a mi padre tengo escrito
como que a la muerte estoy
por don Martín, que en delito
de que esposa suya soy,
y de adorarle infinito,
de puñaladas me ha dado,
dejándome en Alcorcón,
que loco de enamorado
por doña Yues, su afición
a matarme le ha obligado…”.

Quarta parte de las comedias del maestro Tirso de Molina / recogidas por don Francisco Lucas de Auila. Extracto de Don Gil de las calzas verdes.1635. Tirso de Molina. Fuente: BNE.


Calderón de la Barca tenía a Alcorcón en su pensamiento. En 1660, al inicio de su entremés “El sacristán mujer” (de nuevo el travestismo), su protagonista indica a su exigente pretendida que mejor le hagan un marido a medida en nuestro pueblo:

Retrato de Pedro Calderón de la Barca. 1791. Mariano Brandi (grabado), Rafael Ximeno y Planes (dibujo). Fuente: Wikipedia. Montaje propio.


“BRIGIDA:
El que por verme moza, bella y rica,
para ser su esposica
quiera echarme la garra
ha de tener en arpa y en guitarra,
danzar, zapatear, cantar un tono,
ser poeta in utroque y dar un como.
SACRISTAN:
Vaya a Alcorcón y se le harán de barro.”.

Manuscrito. Entremés del sacristan Mujer. S. XVIII, Calderón de la Barca. Fuente: BNE.

Muestra del interés de Don Calderón por nuestra aldea es el título dado a uno de sus sainetes: “La tarasca de Alcorcón”. ¿Y qué demonios es una tarasca? La tarasca es un ser mitológico con forma de serpiente de larga cola. Esta figura se hizo famosa porque se sacaba en la procesión del Corpus Christi en una gran máquina de madera sobre ruedas.

Hoja sobre "la Tarasca". 1897. Anónimo. Fuente: MET Museum.


Volviendo al sainete, su protagonista es el Alcalde de Alcorcón, el cual quiere embargar todo el barro de su pueblo para hacer un repertorio de figuras y mandarlas a Madrid:

ESCRIBANO:
Más decid, ¿qué intentais?
ALCALDE:
Ay, tal desgarro!
hacer embargamiento.
LOS DOS:
¿A quién?
ALCALDE:
Al barro.
ESCRIBANO:
¿Al barro? ¡Qué decís! ¿Estáis sin seso?
ALCALDE:
Vos sois el desesado, panza de yeso:
al barro, sí señor; ¡qué gran salvaje!
Yo por mi decencia y mi linaje,
decidme mazacote, trompetero,
Alcalde de Alcorcón, ¿no soy entero?


Y podríamos seguir con otros autores del Siglo de Oro, como Agustín Moreto con “El alcalde de Alcorcón”, Francisco de Borja, Manuel Morchón o Francisco Santos. Pero vamos a terminar con Fray Christoual de Fonseca, quien en 1598 escribía así:
Vida de Christo y Señor nuestro. 1598. Fray Christoual de Fonseca, de la Orden de San Agustín. Fuente: Books Google.

"Que el hombre ponga los ojos en los alcázares del mundo,en los tesoros de la tierra,en las ciudades populosas,y que siendo de Alcorcón diga que es de Madrid,y haga honra y estimació de ser de Sevilla,o de Toledo,y calle el cortijo en que nació (...) es condición de mezquinos,...".

Y con esto terminamos por hoy #AlcorcónEnLaMemoria, muchas gracias por leernos y os esperamos en nuestro próximo hilo sobre nuestro #Alcorcón.



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